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domingo, 4 de marzo de 2012

HISTORIA CON TIEMPO: LA CALLE DE MI CASA.


Recuerdo cuando era niña ese rumor extraño de las calles de mi pueblo… yo me escapaba despacito, cuando las siestas  agigantaban los silencios y descalza jugaba con barquitos que por las zanjas se alejaban hacia el horizontes con las chicharras los días de lluvia de verano.
Era una fiesta para mí sentir esos largos silencios de las siestas… No cumplir con esa religiosa ceremonia casera era, sin embargo, como burlar una consigna compartida que se imponía porque sí, porque era lindo respetarla con esa magia que envolvía la distancia histórica de la casa.
Por la calle Alvear, la de mi casa, cuando ya todos abandonaban esos adormecidos silencios de la siestas, cruzaban temblorosas las volantas…, también algunos autos y el carro del lechero que muchas veces completaba a esa hora los repartos… A mí, entonces, me gustaba ver pasar en la volanta a don Demetrio, serio, HOMBRE-FILÓSOFO, que traía sus cosas para el pueblo. Siempre tenía una historia una historia guardada en el bolsillo de su planchada camisa verde-gris y sus ojos celestes multiplicaban ilusiones que tal vez nunca pudo alcanzar ni compartir. Don Demetrio, a lo lejos, en el tiempo, creo que era para mí como  ABUELO que no tuve porque llegué muy tarde en nacimiento, hasta la cuna torneada, de madera olorosa, que siempre estuvo en casa acunando a los hijos y los nietos.
Después…, después pasaba el panadero, el de los dulces; bizcochos, medias lunas, rosquillas… para la hora de la leche que en casa era las cinco de la tarde.
La calle de mi casa era de tierra y cuando en verano por largos meses no llovía, cada vez que pasaba un auto una espesa cortina de polvo desdibujaba las siluetas; había que cerrar todas las puertas y ventanas y, aún así, el polvo invadía la casa… Era el regador, entonces, el personaje principal de las calles del pueblo. ¡Cuántos chicos salían corriendo para arrimarse al abanico de gotas frescas que llegaban hasta la vereda!
Por las tardecitas todos salían a sentarse a la puerta de sus casas, nosotros en la ancha vereda del portón verde siempre más fresco porque traía del largo pasillo con plantas y perfumes, el vientito del sur que yo estaba segura, no paraba nuca.
Las noches, bueno las noches del verano por mi calle de tierra, eran una fiesta, nos juntábamos los chicos del barrio en la esquina de “los Bonino” para jugar a ¡TODO!, a las carreras, la mancha y a cazar las chicharras distraídas bajo el enorme farol del alumbrado. Nos quedábamos afuera hasta escuchar el último silbato del agente de turno en su “ronda de anuncios o silencios” desde la otra esquina de mi casa, una cuadra antes de la PASARELA.
La calle de mi casa era una calle abierta a la Virgen y mágica ilusión de los chicos y los grandes.


María del Carmen Villaverde de Nessier

PALABRAS PRONUNCIADAS EN EL ACTO EN HOMENAJE A CRISTOBAL COLON.



MARIA DEL C. VILLAVERDE DE NESSIER
Año 1969
Hace muchos años vivía en un país llamado España, un señor que, amaba, sufría, reía y sentía deseos de saber cada vez más… Como verán, era un hombre como nuestro papá, nuestro hermano, nuestro amigo. Se llamaba Cristóbal Colón y… un día… después de mucho esperar, reunió un grupo de hombres y tres carabelas y se dirigió mar adentro, a… andar y andar…
Pasaban los días y las noches muy largamente… siempre mar y cielo y el deseo fuerte del Gran Almirante animando a los tripulantes y rogando a Dios por un feliz arribo a las tierras de India, a las que se dirigía. Él sabía que la Tierra era redonda y que podía llegar a las Indias navegando hacia Occidente.
Por las noches los hombres contaban historias de caballeros andantes… y de monstruos marinos, baladas de héroes y fragmentos de vida pasada, mientras el cielo seguís vigilante el largo andar.
Un día, como Uds. saben, llegaron a tierra, pero… ¿Qué tierras eran estas?... No eran las Indias como creían; era una tierra vírgen llena de suelos hambrientos.
Así llegó Colón con sus tripulantes a lo que más tarde llamaríamos América, geografía de cosechas, germinación de esperanzas nuevas… Cataratas y estanques y bichitos de luz y escuelas y estudiantes y niños… las llenaron; y hoy, América toda, saluda a ese hombre de largas esperanzas; CRISTÓBAL COLÓN.

POESÍA NAVIDEÑA



VAMOS TODOS JUNTOS.
Vamos todos juntos
hasta aquel Portal
que esta noche es fiesta
y mañana más.

Vamos al Pesebre
que podremos ver
una clara estrella
con un Niño-Rey.

Una tacuarita
gorriones y cien
bichitos con luces
llegaron también.

Vamos niños, vamos
que está por nacer
el Niño Divino
llamado Emanuel.

María del Carmen Villaverde de Nessier
0342-4593838
Santa Fe - Argentina