Desnudas en invierno
como enjambre de alas
tus ramas se levantan
y se abrazan en alto.
Yo las miro asombrada...
¡Son tan rugosas
y ásperas...!
Cuando el calor verdea
entre las copas
tu tronco es un violín
con voz en cada rama.
Yo me transformo en mariposa
y, desde mi talle
se levanta una rosa.
¡ÁRBOL!
Tu corona ruidosa
en arco-iris
velará con las hojas
en setiembre
el nacimiento familiar de cada nido
y esperará el rubor
de las mañanas,
el sol,
la brisa,
los racimos de agua.
Como un bastidor de abuelas
por las tardes
bordará los luceros
que aparecen
para hilvanar
sus sueños en tus ramas.
María del Carmen Villaverde, para una publicación del
Ministerio de Agricultura.
mnessier@fhuc.unl.edu.ar
Me ha encantado este poema. Y saber más de vaeneria también.
ResponderEliminarUn abrazo y muchas felicidades en estas Fiestas.